elojeador

Poeamigos

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fuimos a pescar unas medicinas
para la comida y para el dolor,
con un malestar sostenido de ardor
y con los muslos llenos de agujas asesinas. 

Todo se derretía con el viento ardiente
que se metía en la piel por la ola de calor.
Mi amigo corría en busca de su gran amor
y yo sentado con mi resaca sobresaliente. 

Mirábamos el paisaje tan vivo y azul
y contemplábamos las tetas de las playas,
el agua del mar, el sol y las tiesas toallas. 

Todo se escapaba, todo vapor todo tul.
Nuestro coche silbaba cortando el aire
por la pradera sola, anfitriona de nadie.