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creía que te habías ido. 

Que estabas cansada de mí, de mis
manías de mi cabezasaco de mis
ronquidos de mi negropozoprofundo. 

Porque los niños crecieron y para qué,
ya todo lo bueno te lo di ahora ya solo
 queda lo malo… se me olvidan las fechas. 

Y yo ya no hacía nada. Sólo mirar
el suelo la pared estos hijos nuestros.
Y tú siempre ahí con una caricia siempre. 

¡Así que mucho has aguantado! ¡Cómo
has podido! A veces me pasaba el día ladrando
y mordiendo cualquier huesobsesión. 

Pensaba que te habías ido. 

Que nunca volvería a verte, que cualquier
día al llegar a casa encontraría tu hueco
la casa limpia de ruidos, tu ausencia. 

A veces sin decírtelo me preparaba para
la soledad, rezaba antes de acostarme,
miraba bajo la cama, soñaba contigo. 

A ratos iba buscando lazos en otra manada,
me daban taquicardias, me veía en mi hoyo infeliz
aullándole a la luna como otro lobo estepario. 

Pensaba que llegaba el momento de que lo
hicieras, de vivir tu vida tu vida sin mí.
Que ya no te podría abrazar, besar, estar. 

Creía que te habías ido.