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y llego hasta ti como un gusano lastimado
con mi andar cansado con mi idea fija,
con mi triste porvenir y sin entusiasmo.
Llego a tu consulta a pedir perdón. 

Y me sitúo en frente de tus ojos brillantes
para transformarme en otra cosa. Pero no.
Entonces tú consuelas mi pena, me hablas,
me haces que sienta que yo podría volar. 

Así que me arrastro con mi andar de insecto
con mi locura de gusano. Y me subo por los
árboles hacia las copas. Me acuerdo de ti
diciéndome: ¡Salta! Cierro los ojos y me vuelvo. 

Otros días salto al vacío y vuelo hasta que me
acuerdo de quién soy de qué soy y me estrello.
Y de nuevo me vuelvo a lastimar mi alma
de gusano escarabajo de gusano cucaracha. 

Entonces regreso como un gusano lastimado,
con mi andar cansado, con mi idea negra.
Y me sitúo en frente de tus ojos brillantes,
de tu flequillo recto, de tu temblor de párpados.