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Tengo cara de payaso triste desde
el día que me dejaste de querer.
Vivo en un día triste y silencioso
en un inacabable día solitario. 

El día que me dejaste de querer
comí con las llamas de mi vida
y bebí el vino fino y redondo
y el perro durmió conmigo. 

El día que me dejaste de querer
fue sin duda el peor de mis días.
La esperanza se marchó y también
se fueron los buenos recuerdos. 

A partir de entonces ya todos los
días estuviste ausente, todos, incluso
en tu exacta presencia. Desde entonces
ya todos los días se llenaron de vacío.